Una de esas rarezas que forman mi personalidad: mi amor a GH. La décima edición parecía imposible en un formato demasiado explotado. Cuando las cadenas querían sumarse a la carrera de los realitys y en todas partes se veía algo en directo, a gente intentando sobrevivir, a parejas peleando por la casa de su vida, a famosos convertidos en granjeros, a parejas declarándose confianza ciega, a algunos actores en un estudio que duró menos que un anuncio, cantantes, bailarines, etc... El único que ha llegado hasta aqui es GH. Puedes decir que no lo ves y criticarlo, pero sabes que es mentira y que la crítica es lo que lo hace más grande. Hoy comentaba durante la gala que en otros programas de este estilo los concursantes están ahí para que juzguemos si cantan o bailan bien, aquí están para que simplemente les juzquemos, y eso me encanta. Además me flipa cómo la gente se saluda sabiendo que dentro de poco se odiarán o se enamorarán de esas mismas personas a las que ahora dicen de dónde son.
Me apasiona ver a la gente organizándose, los distintos roles que asumen las personas, las estrategias o no, el estar sólo ante un grupo de personas que no saben nada de ti, que no saben si lloras más a menudo que ries.
Cuando yo me fui de campo de trabajo a aquel pueblo perdido en Francia me pasó lo mismo, 20 personas de todos los países conviviendo. Una experiencia inolvidable, como cada GH.
No podría decir que tengo ya un favorito, pero sí tengo algunas preferencias. He visto personas muy luchadoras en la gala de hoy, he visto mucha fuerza.
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