Vacaciones III: Escocia

Además de ser un lugar increíble, ha sido un viaje muy especial, una crónica de una despedida anunciada... Un poquito más de un mes queda para probablemente el peor momento que me tocará vivir, la marcha de mi amiga Uruch a su país... Pero no es momento este de comentarlo, ya os tocará aguantarme long long time...

Volviendo a Escocia, me apetecía un viaje diferente, pasar un poco de museos, de ciudades y de zonas turísticas. Conseguido. Un recorrido en coche desde Edimburgo hasta las islas Orcadas, durmiendo en hostels de lo más curiosos (no me salía la palabra).

Me gusta viajar así, dormir cada una o dos noches en un sitio diferente, compartir baño y cruzarte por los pasillos con gente de cualquier parte...Bueno, lo de compartir baño...jeje, si cierra la puerta igual me importa menos, pero en Invernesse la puerta no cerraba!! fue un horror de hostel, aunque al final no resultó tan horrible.

En Dundee nos dieron una habitación para las cuatro, una buhardilla de lo más cuca, con su baño y todo!!

En Stromness (Orcadas) encontré el hostel de mi vida, una pensioncita pequeña (Brown Hostel), regentada por Silvia, la señora más encantadora del planeta, y así se lo hicimos saber en la nota que le dejamos en la mesilla de noche. Tenía una cocina genial, la habitación muy cuqui, y no sé, sería el ambiente... El pueblo me recordó a Clairegoutte (el pueblito aquel en el que me perdí un verano por Francia), con calles estrechas, casitas en las que imaginar siempre lo felices que serán los que viven dentro, jardines plagados de flores de todos los colores, y todo rodeado de mar...

La increíble experiencia de parar en cualquier sitio y ver que en 100Km a la redonda no encontrarás ni un solo turista, montañas, ríos escondidos, castillos en ruinas, parajes para pasear...

Sin duda lo mejor de este viaje ha sido la compañía, me he sentido muy feliz y triste a la vez, sentir que muchos de esos momentos no se repetirán, que Uruch ya no me hará reir como lo hace... Y las hermanas Hallywell únicas como siempre, a todo y con todos, en lo suyo y en lo tuyo; como cuando me metía en la cama de mi madre por la noche y se me pasaban todos lo miedos, así me hacen sentir.

Cuando consigues olvidar todo y vivir sólo ese instante, aprovechar cada minuto al máximo, y reir! ese momento es el clímax total. Barcos, coche, trenes, avión...Más risas...

Imposible explicar las sensación de inmensidad de un acantilado, la energía de siglos y siglos de vida en antiguas construcciones "before jesús", la suerte de vivir un arcoiris en una isla, las ganas de ver una ballena, la playa fría y nublada, los cementerios, un campo de batalla, una tormenta que te empapa, el mejor bizcocho de chocolate del mundo mundial, un té en un barco, todas a una cantando "Ella" de Bebe, risas intermitentes, risas siempre...

* Cosas a las que te acostumbras:

- Conducir al revés, bueno, yo no, pero Phoebe lo cogió al vuelo.

- Un enchufe de tres clavijas.

- Las libras.

- Las distancias en millas.

- El chubasquero siempre en la mochila.

* Cosas a las que no:

- La cara de los escoceses al levantarse.

- Que te miren con cara de "qué dice esta española de mierda??".

- Saludar diciendo "Hi!" y que te digan "hola, soy de Barcelona".

- La cena a las 18'00h de la tarde.

- Que el teclado no tenga "ñ".

Y sin peros...Conocer, compartir y tener vivencias compartidas es genial.